Dos pueblos en uno. El nuevo, en la llanura, y el viejo, en lo alto de un tozal dan forma a Purroy de la Solana. Encaramado junto al estrecho que daba acceso a Benabarre, junto a la N-230 que une Lérida con el Valle de Arán, esta población convive con las construcciones realizadas en la década de los 70 alrededor de una plaza y una iglesia moderna, con las casas tradicionales que escalan la roca y que han vuelto a ser habitadas por nuevos pobladores.
Entre sus edificios de interés cabe destacar la Capilla de Nuestra Señora del Pla. La Iglesia de San Justo y Pastor (en ruinas) de origen románico.