La elevación de Pilzán domina una panorámica de kilómetros. Esta condición supuso su valiosa posición defensiva en la conquista aragonesa de Benabarre. Ahora, sus vistas sobre el Pirineo, sobrepasando el muro visual de la Sierra del Castillo de Laguarres, hacen de este pequeña localidad una bonita parada.
La principal fortaleza que sustentó a Pilzán mantiene su rastros en el punto más alto. Construida en el siglo XI, aún es perceptible sus cimientos y los mínimos restos de una torre cilíndrica. Abajo, con buena planta y buen estado, queda la iglesia de San Miguel, donde es perceptible aún su origen románico del siglo XIII.